El triunfo del 1 de enero de 1959 marcó un giro trascendental en la vida de los cubanos. La conquista de la libertad traía aparejado el reto de preservarla y construir una sociedad justa e inclusiva con iguales oportunidades para todos.
En ese empeño el gobierno revolucionario inició un proceso de transformaciones que tiene en la campaña de alfabetización, el proceso más importante y de repercusión social para todo el pueblo.
Habían transcurrido diecisiete años de incesante quehacer en función de un país mejor enfrentando obstáculos de todo tipo cuando se crearon los Órganos Locales del Poder Popular, en 1976. Constituyen desde entonces la mejor expresión de democracia participativa y del rol de gobierno que ejerce el pueblo dueño del poder y del destino de la nación que edifica.
En estos cuarenta y cinco años el Poder Popular ha sido garante de los intereses de los cubanos y al mismo tiempo protagonista de la implementación de las políticas gubernamentales que ponderan programas de desarrollo económico y social.
En la figura del delegado de circunscripción está el principal eslabón del sistema de gobierno con una dualidad de funciones que realza su valor. Es el líder de la comunidad, representa los intereses de los electores que lo eligieron ante la Asamblea Municipal del Poder Popular, de la cual forma parte y al mismo tiempo representa a ese órgano en el barrio.
Está en marcha en todo el país una jornada conmemorativa por el Aniversario 45 de los órganos locales del Poder Popular, actividades comunitarias, reconocimiento a trabajadores y funcionarios destacados, acciones productivas y de índole social y cultural se desarrollan en los barrios.
El pueblo festeja el poder concedido por la Revolución socialista, y justamente hoy que se cumplen 153 años de aquel grito de Libertad protagonizado por Carlos Manuel de Céspedes en la Demajagua sobran las razones para seguir apostando por el poder del pueblo, como única alternativa para preservar la independencia y la soberanía de la Patria.
