El eterno líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro tenía una imagen futurista de las nuevas generaciones. En cada una de sus palabras mencionaba a la juventud y la tenía como la “mejor materia prima de la patria, de la Revolución”, como constructores y continuadores de una obra que empezó en 1868.
En el aniversario quinto de la desaparición física del Comandante en Jefe llevarlo en nuestros pensamientos como el ente impulsor de la arcilla nueva es más que una muestra de cariño, es respetar el ideal de un hombre que será eterno para la humanidad.
Hoy su legado es más fuerte que nunca reflejado en el combate contra la COVID-19, donde miles de jóvenes y estudiantes se incorporaron a esta fuerte batalla; su imagen está en las vacunas y candidatos desarrollados por nuestros científicos para lograr una Cuba libre de este nefasto mal.
Fidel, se convirtió en el verbo “hacer” de una gran generación, que no dejará que su reflejo se diluya, todo lo contrario, en cada acción cometida, en cada trinchera, estará presente.
Fue tan grande su obra previsora, que, en estos días a falta de su presencia física, y cuando más arrecian las agresiones por parte del gigante del norte, y su cruel bloqueo, los pinos nuevos no se dejan amedrentar ante cada amenaza del imperialismo y en cada patraña para crear un estallido social.
Como hiciera alusión en el discurso del acto central por los aniversarios XXIX de la Unión de Jóvenes Comunistas y XXX de la Organización de Pioneros José Martí, 3 de abril de 1991.
“Esta Revolución es la Revolución de nuestro pueblo; es la Revolución de nuestros jóvenes; es la Revolución de nuestros estudiantes. Juntos la hicimos. Juntos la defendemos. Somos la misma cosa y no podemos dejar jamás de serlo”. (BSH)