Cuando lo extraordinario se hace cotidiano todo parece normal

Agosto es un mes de vacaciones escolares pero en la medida que avanza el tema del curso escolar gana protagonismo y la recreación se combina con los preparativos para volver a la escuela, sucede en las familias y a nivel institucional porque anima el propósito de tenerlo todo listo y felizmente después de varios años el primer lunes de septiembre como está establecido a nivel de país comenzará el nuevo período lectivo para la educación general.

Atrás quedan las adecuaciones curriculares impuestas por el impacto de la COVID 19 cuando nuestros educadores se crecieron y garantizaron que el conocimiento llegara a cada estudiante.

El ajetreo en casa aumenta en estas jornadas previas al inicio de las clases   con el arreglo de los uniformes escolares, la compra de mochilas, merenderos, calzados, todo un desafío como están los precios en el mercado, pero aun así son días de alegría y entusiasmo pioneril porque ir a la escuela es encontrarse con los amigos, la maestra, o el maestro, aprender, jugar y divertirse.

Para los padres la confianza en que los niños están en un lugar seguro, protegidos, rodeados de amor y preparándose para la vida. En ese empeño también los educadores trabajan en las escuelas en la recta final de agosto para que la recta del saber inicie como merece.

No todo está resulto claro está, Hay déficit de maestros que se suplirán con alternativas, planteles con problemas estructurales que irán teniendo respuesta en la medida de la disponibilidad de recursos materiales pero no existe ni la menor duda de que el 4 de septiembre el amanecer en la Patria será de alegría y colorido, la fotografía que mejor ilustra la esencia humanista de la Revolución una quimera para millones de seres humanos en el planeta. Cierta la frase de Fidel: “Cuando lo extraordinario se hace cotidiano todo parece normal”.