Conocí a la arquitecta y actriz Tania Albellar Rodríguez y a su papá Roberto en una presentación dedicada a los niños autistas de San José de las Lajas, en el mes de abril. Supe de inmediato que ambos estaban unidos por algo más que los genes y la sangre. Luego de escuchar a la muchacha, entendí por qué ella es una hija tan dichosa.
“Si le hablo de mi papá, no hay para cuando acabar. Hasta en las circunstancias más difíciles me ha enseñado lo hermoso de la vida. Cuando piensas que peor no pueden ir las cosas, se aparece con una solución, unas palabras mágicas, un simple chiste o un abrazo y entonces, las cosas empiezan a avanzar. Es un héroe en todos los sentidos, es mi guía, mi apoyo.”
“Cuando era niña nos íbamos juntos a explorar la naturaleza: el Charco de las Lajas, las Escaleras de Jaruco, la presa Mampostón. Una vez nos fuimos de campaña hasta Matanzas para que yo conociera la ciudad. Es actor profesional, pero se le da muy bien la repostería y hace innovaciones de todo tipo.”
“Compartimos el arte. Desde pequeña lo acompañó en sus aventuras teatrales. Él es Coqui y yo soy Trencita, También hacemos otros personajes: Jalisco, Pinchito…Con las maletas llenas de trajes y muñecos vamos hasta Pedro Pi y otras comunidades para alegrar a los niños con nuestro proyecto que se llama “Detalles”.
“Dicen que los hijos heredan cosas de los padres, pero la convivencia, el día a día estando juntos es lo que influye, pienso yo. Me parezco a mi papá en el carácter fuerte, pero es una coraza, porque en realidad somos muy sensibles. Es mi cómplice y mi mejor amigo; le confiaría el secreto más importante del mundo.”
“¡Vive la vida! Es su consejo permanente que sigo al pie de la letra. En el futuro me veo junto a él, no hay otro lugar más cómodo y bonito en el Universo.”
“¿Qué si estoy feliz de que me tocara? ¡Afortunadísima de tenerlo como padre!!!!! Es la dicha más grande que pueda existir.” (IVP)