El crimen de Barbados es uno de los actos más sangrientos y dolorosos que ha vivido nuestro país. La destrucción en pleno vuelo de un avión cubano, cobró la vida de las 73 personas a bordo. Ese 6 de octubre de 1976 la historia de Cuba vistió luto.

En ese vuelo, el 455, se encontraban 24 miembros del equipo nacional juvenil de esgrima, quienes regresaban a casa luego de haber ganado todas las medallas de oro en el Campeonato Centroamericano y del Caribe, algunos de ellos no tenían ni 20 años de edad.

Luis Posada Carriles y toda su camarilla, festejaba un éxito dentro de su interminable hoja de fechorías contra la isla, pensando en aquel entonces que nos volveríamos más vulnerables.

Las familias, al igual que el pueblo lloraron una perdida compartida, nuestro líder histórico, Fidel Castro Ruz, en un acto político en Bridgetwon, Barbados, el 1 de agosto de 1998, hizo recordar que cuando se trata de derrotas este país, se hace más fuerte con ellas:

Hay un castigo para los criminales mayor que ningún otro, y es cuando el crimen que pensaron convertir en arma para desalentar al pueblo, para atemorizar al pueblo, se convierte en energía para el pueblo, en fuerza para el pueblo, y en la multiplicación del valor del pueblo. Hay un castigo al que no se resignarán jamás: las derrotas de sus ideas.

Hoy a 44 años de ese suceso, en el Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, replico como lo hizo nuestro Fidel:

Nuestros hermanos muertos en Barbados ya no son mártires; son símbolos en la lucha contra el terrorismo, se yerguen hoy como gigantes en esa batalla histórica para erradicar el terrorismo de la faz de la tierra. (BSH)

Alejandro Rodríguez Fernández

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