Ante el nuevo show mediático orquestado por el llamado Movimiento San Isidro, el cual busca desestabilizar al país, sembrar odio y violencia, no pocas personas en Batabanó de las que encuentro a mi paso como reportera han dicho ¡Qué vergüenza!
Decimos vergüenza porque causa pena que jóvenes que se perfilan como artistas, denigrando de una de las entidades que tanto beneficio ha recibido de esta Revolución y también ha aportado a ella, se conviertan en peones o instrumentos de un gobierno extranjero que te hace elemento constitutivo de delitos en la tierra que te vio nacer y te formaste como ciudadano.
Es imperdonable mancillar la imagen de los símbolos de una nación, crear descontento y desorden en las calles, incitar a la destrucción de obras sociales dadas al beneficio del pueblo.
Eso no va a destruir a la Revolución Cubana, claro que no, porque somos muchos los que apoyamos la obra invencible creada por Fidel, Raúl y Díaz-Canel, eso quedó demostrado en la pasada Tángana, pero si daña al pueblo, a ese que necesita de esas obras.
Hay que explicarles a los más jóvenes del tema, que no se dejen engañar, el irrespeto al orden público, a la Constitución y a las leyes tiene que ser severamente sancionado.
En estos momentos hay que estar claros, como dijera el Apóstol: “La ingratitud de los hombres es la gran pena del mundo”. (BSH)