Aniversario del natalicio de Máximo Gómez.

Es el Mayor General Máximo Gómez, el Generalísimo, el héroe de Palo Seco, Las Guásimas, Mal Tiempo, La Reforma, aquel hombre al que jamás el sol de Cuba calentó un día en el campamento o fuera del campo de batalla, según escribiera él mismo, y que murió curiosamente fulminado por una septicemia a los 69 años de edad.

Había confesado que nada había odiado más en el mundo que la guerra, sin embargo, a partir de 1895, fecha en la que desembarcó en Cuba junto a José Martí, no tuvo un minuto de reposo hasta que finalizó la contienda en 1898.

Cuentan que pese a su alto grado militar, en la manigua, su actitud sencilla era la de soldado. Se recuerda también aquella anécdota de su entrevista con el general español Arsenio Martínez Campo, a propósito de la mal llamada Paz del Zajón, cuando le solicita según lo acordado, le facilite el modo de salir de la isla.

El jefe enemigo le pide que reconsidere su determinación, y le dice que hombres como él son necesarios en la etapa que se avecina y ante su negativa le ofrece medio millón de pesos para que rehaga su vida en el exterior.

La respuesta del viejo mambí, no se hizo esperar: “Recuerde, general, que si usted tiene entorchados, yo también los tengo y está usted obligado a respetarme. Estos andrajos, con los que me ve cubierto, valen más que todo cuanto España pueda ofrecerme, yo no puedo admitir de usted ese dinero”.

Máximo Gómez desarrolló la táctica y la estrategia al más alto grado y fue el maestro de los principales jefes militares de la guerra.

A las 6:00 de la tarde del 17 de junio de 1905, fallece el generalísimo con honras de presidente de la República pero alejado del pueblo.

No hubo despedida de duelo. “El viejo mambí, lejos de bajar a la tierra, reafirmaba su lugar en la gloria”, escribiría a propósito de su deceso, el reconocido periodista y ensayista Ciro Bianchi.

Olga Lidia Gómez Ramos

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