Cuba cumple cinco meses de combate enérgico por la vida, batalla traducida en medidas severas, precauciones y obligaciones de cada ciudadano con la salud de los otros.

Sin embargo, en medio del constante esfuerzo de todo un país, la indisciplina social crece como mala yerba, y entorpece el camino hacia el éxito.

La responsabilidad es un deber que desde cada cuadra ha de ponerse a la altura del momento, por supuesto en la eficacia de todas las medidas sanitarias para el enfrentamiento a la Covid-19, pero también en el señalamiento a las actitudes negativas de quienes hacen más difíciles el acceso a productos de cualquier tipo, a quienes se aprovechan de la situación para perjudicar a la población, y enriquecerse.

Empieza por el barrio nuestra decisión de combatir la indisciplina, es derecho y deber de todos salvaguardar los medios que el Estado pone a nuestra disposición, crear una conciencia colectiva de la necesaria disciplina.

El llamado sigue siendo a ser más responsables y enérgicos ante lo mal hecho, a defender todo aquello que nos ha llevado hasta aquí y que nos convierte en un referente para muchos pueblos del mundo.

Específicamente en el enfrentamiento a la pandemia, apoyemos la entrega y el compromiso de nuestros médicos y científicos y de todos los que desde otros frentes también luchan por preservar la salud del pueblo en medio de un complejo escenario agravado por el recrudecimiento del oportunista bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.

Combatir las indisciplinas sociales es además de un deber, garantía para la seguridad y la tranquilidad colectiva. (LHS)

Maria Amalia Pérez

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