En estos tiempos de pandemia, entre otras limitaciones, está la falta de espacios recreativos juveniles. Por eso muchos tan solo asisten al parque del pueblo y entre charlas y escapadas románticas pasan las horas y ocupan el tiempo libre.

Hasta aquí lo único cuestionable es el incumplimiento de las medidas sanitarias orientadas para la contención de la Covid-19.

Sin embargo escuché del regaño a dos estudiantes de preuniversitario que median sus fuerzas tratando de levantar uno de los bancos del tradicional lugar público. Sentí muy positiva la actitud de la persona que salió en defensa de esa propiedad que es de todos y que en cada ciudadano debe tener un protector.

¿Cuántas veces vimos maltratos contra los lugares públicos y la indiferencia de quienes miran y callan?  

La exigencia de cuidar l que es de todos a veces es nula en muchos de nuestros pueblos  y eso también lo ven los jóvenes, que por suerte, muchas veces oyen el llamado de los padres para que velen por su comportamiento durante su tiempo de ocio.

Los jóvenes necesitan recreación pero también del ejemplo de los mayores al cuidar un banco, una señal de tránsito o la ventanilla de cristal del transporte público.

Formar valores, como es ser dueños y cuidadores de nuestro entorno es válido en todos los tiempos y contribuye con su conservación  y respeto. (IVP)

Roberto Hernández

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