Quienes vivimos en el trópico -asediado por huracanes desde el primero de junio hasta el 30 de noviembre-, no podemos detener ningún evento natural de esta magnitud, pero podemos tomar medidas para protegernos y proteger a nuestra familia.
El tema —habitual en las conversaciones de los cubanos tras tantos años de enfrentamiento a lluvias y vientos huracanados-, no deja de ser importante, si tenemos en cuenta que los más recientes fenómenos hidrometeorológicos han dejado una estela de daños millonarios al norte de nuestro archipiélago.
La Isla no solo es asediada por ciclones tropicales, que son los que más la población conoce, sino por otros fenómenos peligrosos como las tormentas locales severas, en las cuales se reportan vientos fuertes superiores a los 90 kilómetros por hora.
También las lluvias intensas, que pueden producirse por ondas tropicales, bajas superiores y vaguadas; inundaciones súbitas; así como tormentas eléctricas, que causan anualmente más fallecidos que cualquier otro evento.
Hoy vivimos el pico de la temporada (siempre se presenta desde finales de agosto, septiembre y hasta octubre). Los elementos peligrosos en los huracanes son las lluvias intensas, los vientos, la surgencia o marea de tormenta, las fuertes marejadas y los eventos que se producen en la pared del ojo del huracán, que pueden incluir tornados”.
Expertos en la materia han pronosticado que la actual va a ser una temporada próxima a lo normal, pues se están vaticinando unas once tormentas tropicales, de ellas 6 pudieran convertirse en huracanes.
Pero esto es sólo un pronóstico, así confirman los especialistas de nuestra red de centros creados al efecto.
La población no puede bajar la guardia en ese sentido, porque nadie sabe dónde va a formarse un ciclón.(adm)