4 de abril, dos organizaciones, 2 aniversarios. Los integrantes de la Organización de Pioneros José Martí y la Unión de Jóvenes Comunistas festejan los aniversarios 58 y 57 de sus nacimientos.
Las razones para el convite son bien conocidas, las políticas sociales implementadas en nuestro país protegen a la infancia, la adolescencia y a la juventud de los grandes males que hoy afectan al mundo.
Esos segmentos sociales en muchas latitudes del planeta están signados por el hambre, la desigualdad y la imposibilidad de acceder a la educación y la salud.
Hoy nuestra juventud cuenta con fortalezas como su capacidad creativa, interés de involucrase en acciones de transformación social y presenta un alto nivel educativo y de dominio de las nuevas tecnologías.
No me incluyo entre los que afirman que la juventud está perdida, en absoluto. Lo importante es profundizar en esa labor que busca la socialización más efectiva y el reforzamiento de valores.
No podemos olvidar que nuestros infantes, adolescentes y jóvenes sufren las consecuencias de las limitaciones económicas y al mismo tiempo, se suman las dinámicas demográficas de la población con una elevada tendencia al envejecimiento, que, en los próximos años constituirá una gran carga para ellos en términos laborales y de cuidados de la familia.
Es decir, hay muchos retos de disímiles naturaleza, de ahí la necesidad del trabajo en conjunto por parte de varios actores, por ejemplo, instituciones estatales, educativas y científicas. Es importante que los mismos jóvenes elaboren sus propuestas a soluciones de problemas e implementen las mismas, pues de no involucrarse será difícil garantizar el éxito.
La Organización de Pioneros y la Unión de Jóvenes Comunistas están de aniversario… festejemos… pero es preciso pensar bien de qué manera atendemos esos sectores poblacionales, tenemos que saber qué les interesa, de qué forma los mantenemos a nuestro lado.
Confieso que soy de los cree en la pureza infantil, en la inquietante adolescencia y en la impetuosidad juvenil. Pureza, inquietud e impetuosidad que son nutrientes imprescindibles en la consecución de grandes obras.
Creer en los jóvenes es ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la Patria, fe en la Patria! ¡Amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas!
Fidel Castro Ruz, 4 de abril de 1962